martes, 22 de septiembre de 2020

Suspensión Perfecta de Labores y silencio administrativo

  • Así se reconoce en el Informe 1386-2020-MTPE/4/8 de la Oficina General de Asesoría Jurídica del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo.
  • En tal sentido, transcurrido el plazo total de 42 días hábiles sin que la empresa haya sido notificada respecto de su solicitud de suspensión perfecta de labores, se aplica el silencio administrativo positivo, esto es, se da por aceptada la solicitud presentada por la empresa.

En efecto, al absolver una consulta formulada por la Dirección General de Trabajo sobre el sentido interpretativo del plazo legal para realizar las actuaciones de inspección a cargo de la SUNAFIL, en el marco del procedimiento administrativo de la suspensión perfecta de labores, regulada por el DU 038-2020 y normas complementarias, con el Informe N° 1386-2020-MTPE/4/8 se ha precisado que en aplicación de la Ley de Procedimiento Administrativo General, una vez transcurrido el plazo de los 37 días hábiles, más 5 días hábiles para notificar al administrado, esto es, luego de transcurrido 42 días hábiles, sin pronunciamiento de la Autoridad Administrativa de Trabajo, la solicitud de suspensión perfecta de labores presentada por la empresa, se considera aceptada, en aplicación del silencio administrativo positivo.

El procedimiento de suspensión perfecta de labores está sujeto a un plazo máximo de 37 días hábiles para resolver, que se contabiliza desde la presentación de la solicitud de suspensión perfecta de labores presentada por la empresa al Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE).

En esa línea, transcurrido el lapso total de 42 días hábiles sin que el administrado haya sido notificado del acto administrativo que resuelve su solicitud de autorización para la aplicación de la suspensión perfecta de labores, se aplicará el silencio administrativo positivo, detalla el informe de la Oficina de Asesoría Jurídica del MTPE.

Conclusiones del informe. –

El informe de la Oficina de Asesoría Jurídica del MTPE, respecto de los plazos para la aplicación de la suspensión perfecta de labores concluye en lo siguiente:

«Por lo antes expuesto, esta Oficina advierte que el procedimiento de suspensión perfecta de labores regulado en el Decreto de Urgencia N° 038-2020 está sujeto a un plazo máximo de treinta y siete (37) días hábiles para resolver, y que dicho plazo se contabiliza desde la presentación de la declaración jurada por parte del empleador ante la Autoridad Administrativa de Trabajo. Es en dicho plazo máximo que ésta última debe emitir el acto administrativo que se pronuncie sobre lo solicitado por el administrado.

Adicionalmente a ello, la Autoridad Administrativa de Trabajo cuenta con un plazo de cinco (5) días hábiles para notificar al administrado la resolución que da fin al procedimiento administrativo.

Entonces, transcurrido el plazo total de cuarenta y dos (42) días hábiles sin que el administrado haya sido notificado del acto administrativo que resuelve su solicitud, se aplicará el silencio administrativo positivo».

ANTECEDENTES

El 14 de abril 2020 se publicó el DU 038-2020, con el cual se facultó a las empresas afectadas por la crisis económica generada por el COVID-19, a solicitar al MTPE la suspensión perfecta de labores, cuando, por la naturaleza de sus actividades, sus trabajadores no pueden operar mediante trabajo remoto o cuando las empresas por el cierre de sus establecimientos, no han obtenido ingresos para continuar pagando la denominada licencia compensable.

Asimismo, con el DS 011-2020-TR (22.04.20) -que reglamentó el DU 038-2020- se estableció que, para solicitar la suspensión perfecta de labores, la empresa previamente debe haber acordado con sus trabajadores medidas alternativas, tales como la modificación de turnos, horarios, compensación con vacaciones e inclusive, la reducción de sueldos de los trabajadores, de conformidad con la antigua Ley 9463 de 17 de diciembre de 1941.

Al respecto, con el DU 072-2020 y el DS 015-2020-TR se flexibilizaron, en parte, las normas para obtener la suspensión perfecta de labores, tal como a continuación se indica:

Ventas cero en el mes previo. –

Se precisa que procede la suspensión perfecta de labore cuando las ventas en el mes previo a la adopción de la medida que corresponda sean igual a cero, no siendo obligatorio la adopción previa de las medidas alternativas que había dispuesto el DS 011-2020TR (otorgamiento de vacaciones, reducción de jornada, reducción de sueldos)

Medidas alternativas. –

Con el DS 015-2020-TR se dispone queserá facultativa la adopción previa de tales medidas alternativas, tratándose de empleadores que cuentan con hasta 100 trabajadores.

Fiscalización. –

Con el DS 015-2020-TR se precisa quela SUNAFIL verificará el cumplimiento de las medidas alternativas, solo cuando sea exigible conforme a las modificaciones indicadas.

Solicitudes en trámite. –

Estas modificaciones son aplicables a los procedimientos de suspensión perfecta de labores que se encuentren en trámite a la fecha.

Nota:

Para visualizar el informe 1386-2020-MTPE/4/8 ingresar al siguiente enlace:

https://drive.google.com/file/d/1Yjab_3r3WEo-H5OrmQGpzysrLUTRFpIF/view?usp=sharing

domingo, 20 de septiembre de 2020

DE INCAS Y AZTECAS

“En 1862 México volvió a ser invadido por Francia. Los republicanos, bajo el mando de Benito Juárez, entregaron sus vidas hasta que su libertad quedó asegurada. Entonces, la Sociedad Defensora de la Independencia Americana se fundó en Lima para enviar socorro material a los patriotas mexicanos”.
Cuando en 1862 se produjo la invasión francesa a México, el gobierno peruano, desde un primer momento, se pronunció internacionalmente en favor de la nación hermana designando al poeta Manuel Nicolás Corpancho (1831-1863) encargado de Negocios cerca del régimen republicano de Benito Juárez. Corpancho cumplió su cometido con sagacidad y firmeza poniendo muy en alto la solidaridad del Perú con el país azteca en horas cruciales para su historia. “Las palabras que el presidente y el ministro de Relaciones Exteriores me han dirigido en la audiencia privada –decía Corpancho en marzo de 1862 dando cuenta de su presentación de credenciales– acreditan los sentimientos de una viva gratitud hacia el Gobierno peruano, por los pasos que ha dado en favor de México, y el interés que toma por la conservación de su nacionalidad e independencia”.
Connotados elementos liberales de Lima, encabezados por el director de El Comercio y su editor principal, Manuel Amunátegui y José María Samper, respectivamente, a los que se unieron personalidades descollantes de las esferas políticas e intelectuales de nuestro país como los generales Manuel Martínez de Aparicio y Luis La Puerta, los doctores Antonio Arenas, José Simeón Tejeda, Casimiro Ulloa, el poeta Emilio Althaus y muchos otros más, fundaron e impulsaron la Sociedad Defensora de la Independencia Americana, cuyo objetivo más importante era enviar socorro material a los patriotas mexicanos. A propósito de ello lanzaron un comunicado en el que decían: “De México se alza un inmenso gemido de huérfanos y viudas, de heridos y moribundos, de propietarios arruinados y poblaciones desoladas, lamento que cruza los océanos y grita a la Europa: ¡justicia a la América!, ¡socorro! ¿No escucharemos ese gemido? No enviaremos siquiera hilas a los que vierten su sangre generosa por la causa de la libertad y la independencia americana”.
Cuando los mexicanos derrotaron a los franceses en Puebla, el 5 de mayo de 1862, toda Lima vibró con la noticia y hubo entusiastas manifestaciones que recorrieron las calles principales de la capital. Un año después, poderosas fuerzas galas al mando del general Elías Federico Forey cercaron nuevamente a Puebla, donde los mexicanos, dirigidos por el general Jesús González Ortega, resistieron durante 62 días dando muestras de ejemplar heroísmo.
Mientras se luchaba encarnizadamente y, temiendo lo peor, un vocero de la Sociedad Defensora de la Independencia Americana dijo: “Si México sucumbiera en esta lucha tan desigual, contra la primera potencia militar del mundo, su gloria no perdería nada de su brillo; porque hay derrotas que engrandecen como las mejores victorias y martirios que hacen de un pueblo el objeto de la admiración y simpatía del mundo”.
Finalmente el 17 de mayo de 1863, sin víveres, municiones ni esperanzas de recibir ayuda, Puebla capituló sin mengua del honor de sus defensores. La infausta noticia fue conocida en Lima el jueves 18 de junio y provenía de Panamá. El despacho mencionaba que el anciano general Nicolás Régules había preferido suicidarse antes que caer prisionero de los invasores. El dramático hecho avivó el estro de Ricardo Palma, quien publicó en El Comercio el poema Régulus, que en sus primeros versos decía: “Noble rival del Régulo romano,/ Ante tu lecho sepulcral me inclino…/ No late corazón americano/ Que no envidie tu nombre y tu destino./ Sobre tu patria encadenada y triste/ El pabellón conquistador tremola/ Y al mirar tanta mengua preferiste/ Que tu cráneo rompiese una pistola…”. Más tarde se supo que no había existido tal suicidio y el general Régules continuó sirviendo a su patria para convertirse en el vencedor de Tacámbaro, Michoacán, donde apresó un contingente de soldados belgas. El homenaje poético de Palma no fue solitario. Rindieron tributo de admiración a la martirizada Puebla, entre otros, Acisclo Villarán, Carlos Augusto Salaverry, José Alvarado y Juan Martín Echenique.
La caída de Puebla impulsó los trabajos de la Sociedad Defensora de la Independencia Americana. Las erogaciones se multiplicaron y, junto a una larga lista de donantes, pudo verse también los aportes colectivos de varios batallones del Ejército peruano como el “Zepita”, el “Húsares de Junín” y el “Artillero”. En pocos días se reunió 2,000 libras esterlinas que inmediatamente fueron remitidas a México. Para el 21 de julio de 1863 se organizó honras fúnebres en homenaje a los que habían sucumbido en la defensa de Puebla. La ceremonia religiosa tuvo lugar en el templo de Santo Domingo a las once de la mañana. La concurrencia colmó íntegramente las naves de la iglesia.
Al conocerse que la Regencia del Imperio Mexicano, apoyada en las bayonetas francesas, había declarado persona “no grata” al poeta Corpancho y lo conminaba a salir de su territorio en el plazo de cuatro días, El Comercio dijo: “La Regencia, queriendo hacer en la persona del señor Corpancho un desaire al Perú, le ha dispensado el honor que se tenía merecido. El honor harto envidiable, por cierto, de que se juzgaba a nuestro país el más enérgicamente decidido contra el odioso atentado que los franceses procuran consumar…”.
Por desgracia, Manuel Nicolás Corpancho jamás regresó al Perú. El vapor donde se había embarcado en Veracruz se incendió y zozobró el 13 de setiembre de 1863. Ya no teníamos representación diplomática en México, pero el interés de los peruanos por la causa de los republicanos –por Juárez– no decayó en ningún momento. La información sobre el fugaz imperio de Maximiliano de Habsburgo y Carlota, y la tenaz resistencia de los patriotas, fue abundante y frecuente. Fusilado Maximiliano en Querétaro, junto a los generales Miramón y Mejía, el 19 de junio de 1867, el triunfo de la república quedó asegurado. Pocas semanas más tarde, el 15 de julio, don Benito Juárez ingresaba triunfante en la ciudad de México restableciendo los supremos Poderes de la Unión. Un cablegrama trajo la grata nueva a Lima y, de inmediato, se improvisaron vibrantes manifestaciones públicas exaltando la fraternidad peruano-mexicana.

HÉROES DE CHINCHA PARA EL PERÚ

En la gesta emancipadora deslumbran los nombres sonoros, conocidos, venerados, de los próceres. Mas junto a esos hombres, tan encomendados a la memoria, junto a San Martín y Bolívar, Arenales y La Mar, existen decenas de personajes humildes –los desdeñados por la historia– que aportaron el sacrificio de sus vidas en aras de la patria. Tal vez muy pocos han escuchado mencionar a Ildefonso, así, sin apellido, pues no lo conocemos, joven héroe negro rescatado del olvido por Guillermo Miller, el valeroso inglés al servicio del Ejército patriota. En sus “Memorias”, Miller, que le conoció mucho, que compartió con él las interminables, fatigosas marchas por dunas y cordilleras, que supo de su cháchara ligera en la fugaz calma del vivac, le dedica un recuerdo emocionado, palpitante.
Ildefonso había nacido en Chincha. Era esclavo, trabajaba el campo compartiendo la desdichada suerte de sus hermanos de color. Cuando se produjo el desembarco de San Martín en Paracas, cuyo bicentenario estamos conmemorando, Idelfonso apenas contaba con 20 años, pero fue uno de los primeros que fugó rumbo al campamento patriota para ponerse al servicio de la libertad. Su presencia no pasó inadvertida. Pronto se hizo conocer por su extraordinaria sagacidad en proporcionar todo aquello –información u objeto– que pudiera ser útil a los independientes. Más adelante mostró su experiencia en sortear vados, su destreza montando a caballo y su gran seguridad en el manejo del lazo. Todas estas cualidades hicieron que el entonces teniente coronel Miller lo tomara como su asistente.
Cuando Miller tuvo que marchar a las infructuosas campañas a los Puertos Intermedios, Ildefonso estuvo con él. No era solo el asistente leal y comedido. Era el amigo, el soldado ejemplar, “bizarro y obediente”. Su jefe lo recuerda como hombre asaz corpulento, casi gigantesco, pero de rostro “dulce y expresivo”, donde dos inmensos ojos, singularmente húmedos, chispeantes, no cesaban de escrutarlo todo.
Sus amigos le querían y admiraban como el indiscutido líder de todos los esclavos incorporados al ejército sanmartiniano. Su valor no tenía límites. En él confluían una serie de virtudes que jamás le hicieron mostrarse altanero o superior; por el contrario, “nada alteraba la serenidad de su temperamento”. En las batallas se le podía ver siempre en los sitios de mayor riesgo. Cuenta Miller que en la acción de Mirabe le ordenó que pasara a retaguardia. Ildefonso, respetuoso pero firme, replicó: “No, señor; donde hay peligro estaré yo; y donde muera mi amo, allí morirá Ildefonso”.
En agosto de 1822, Miller y sus hombres retornaron a Pisco luego de sus correrías por el sur del Perú. Era preciso obtener noticias sobre los movimientos realistas que por entonces habían pasado a la ofensiva. Ildefonso era excelente conocedor de la zona, estaba perfectamente familiarizado con los usos de los lugareños, podía ser el espía ideal. Sin pensarlo dos veces se dispuso que marchara a Pisco. Allí permaneció toda una noche, con grave peligro, pues el pueblo estaba nuevamente ocupado por los realistas. Al amanecer, Ildefonso intentó regresar a su campamento, pero infortunadamente despertó sospechas y un piquete de caballería partió en pos de él. Miller, que deseaba proteger la vida de su asistente, ordenó al mismo tiempo que una columna patriota se aproximara a la villa para darle socorro. Ildefonso podía verlos avanzar, pero las lanzas y sables de los realistas –intimándole rendición– estaban ya sobre sus espaldas. Viendo que era imposible alcanzar a los suyos, Ildefonso se enfrentó al enemigo. Fue allí donde el humilde soldado, sin letras ni cultura, dio la hermosa lección de su lealtad, de su hombría. Ni dádivas ni amenazas lo trocaron en delator. Solo repetía: “Prefiero morir mil veces por la causa patriota, antes de ser traidor”. Entonces los realistas, exasperados y nerviosos por la proximidad de la columna “insurgente”, le dieron muerte a balazos. Tres proyectiles se incrustaron en su cuerpo de ébano, dos de los cuales le atravesaron el cuello.
Pocos días más tarde, varios soldados realistas que habían estado en la persecución de Ildefonso cayeron prisioneros y de sus labios se supo la heroica conducta del soldado de color. Su sepelio fue sentidísimo y todo el campamento patriota le rindió honores. En un rincón, taciturno, acongojado, Miller pensaría lo que más tarde –a propósito de Ildefonso– estampó en sus “Memorias”: “La nobleza de alma no es privativa ni al color ni a la situación”.

SERPIENTE RESPLANDECIENTE DEL CUZCO

A raíz del comentario de una periodista sobre que fue un “indio que fue desmembrado”, conversamos con los historiadores Scarlett O’Phelan y Charles Walker para sopesar el valor de esta figura imprescindible de la identidad peruana.
Túpac Amaru significa, en quechua, ‘serpiente resplandeciente’ y es sinónimo de libertad en el continente.
Es el nombre del último inca de la dinastía rebelde de Vilcabamba que se levantó contra los españoles y, derrotado, fue ejecutado en 1572 en Cusco. Para marcar la estatura de su linaje lo reclamó su descendiente, José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru II. Mito, héroe, ídolo. Tras su gesta, que desestabilizó el sistema colonial, se llamó ‘tupamaros’ a los rebeldes posteriores.
A este símbolo mayor de la historia peruana le dedicaron poemas, entre otros, Manuel Scorza, Alejandro Romualdo y José María Arguedas. Figura esencial de nuestra identidad.
Nació en Surimana, Cusco, en 1738. Formaba parte de una nobleza hereditaria indígena. Étnica y culturalmente mestizo, estudió con los jesuitas, y hablaba castellano y quechua. Era un hombre ilustrado, con una biblioteca personal.
Fue un cacique interino porque nunca lo ratificaron en el cargo , según la historiadora y docente Scarlett O’Phelan, quien estudia a este personaje desde 1977. Su situación era bastante vulnerable, por lo que llega a un enfrentamiento con el corregidor Antonio de Arriaga, quien le dice que lo va a sacar del cargo. Y la gran rebelión comienza precisamente con la ejecución de Arriaga.
Antes de ello, Condorcanqui viene a Lima en 1777 para llevar adelante un juicio para que se le adjudique el marquesado de Oropeza. Y se lo niegan. Según O’Phelan, ahí decide tomar justicia por propia mano. Estaba de más llevar el caso a nivel de la Audiencia.
Comienza su rebelión en noviembre de 1780 en Tinta. Según O’Phelan, Condorcanqui espera una coyuntura propicia para impulsar el movimiento, la cual llegaría con las reformas borbónicas: suben los impuestos, crean nuevos, se hacen catastros de las propiedades agrarias, entre otras medidas que salpican a todos los sectores sociales. “Tenía claro que su rebelión tendría mayor alcance si era multiétnica, con mestizos y criollos (que lo apoyaron al principio)”, dice.

EN EL CENTRO DEL DEBATE
Una figura compleja porque tradicionalmente se le considera precursor de la independencia. O’Phelan se opone a ello y afirma que Túpac Amaru II se levanta contra las medidas que drenan dinero a la población, pero la postura es contra las malas autoridades coloniales, no contra la Corona.
La historiadora, que ha consultado el Archivo General de Indias en Sevilla, precisa que al ser atrapado e iniciarse el juicio a los apresados del movimiento, él, su primo, su cuñado, su esposa, dicen que la rebelión no es contra el rey. Así, los archivos hablan de que él esperaba ser nombrado capitán general, ya que quería que se forme una capitanía (había solo dos capitanías generales en Sudamérica: en Chile y en Venezuela) en la zona del sur andino. Panfletos también lo señalaban como virrey en Lima.

En sus proclamas no habla de querer ser rey o destronar, afirma la experta. “Hasta que se le coloca en el bolsillo, estando en la cárcel, un documento que a mí y otros colegas nos parece apócrifo en que él aparece como José I, y se declara rey”, agrega. Él niega haber mandado a preparar el documento. Y, formula O’Phelan, se lo atribuyen para acusarlo de lesa majestad, y bajo esa figura, lograr su ejecución. La muerte de Condorcanqui, apunta la historiadora, se dio por el garrote tras el fallido intento de descuartizarlo por la fuerza de los caballos que tiraron de sus extremidades. Y luego fue desmembrado.
Es un movimiento sin precedente en la historia de Hispanoamérica, que ocupó un territorio amplio –el sur andino y el Alto Perú (Bolivia)–, duró casi un año e hizo tambalear las bases del sistema colonial.
Eso no lo hace independentista, plantea O’Phelan, porque el contexto independentista parte del vacío de poder de 1808 a raíz de la invasión napoleónica de España y la formación de juntas de gobierno en Hispanoamérica.
Otra opinión tiene el peruanista norteamericano Charles Walker, autor del libro La rebelión de Túpac Amaru, quien se cuida de la palabra ‘precursor’ al no haber un proceso lineal que desemboque en la independencia. Para él, fue el primer paso hacia ella, pero la apuesta era distinta a la de San Martín, Bolívar o Mateo Pumacahua. “Es el comienzo de un ciclo pero con objetivos, métodos y un mundo diferentes”, declara.
Y es que Walker encuentra un desfase entre el discurso y las acciones de Túpac Amaru II. “Tenía una plataforma ambigua: decía que obraba en nombre del rey, pero mataba españoles, quemaba haciendas y obrajes. Sus palabras eran más moderadas que sus actos”, dice.
A diferencia de O’Phelan, considera que la moderación de su discurso pudo haber sido una estrategia para ganar adeptos. Incluso, puede ser que su plan no haya sido claro desde el principio. “Así no son las revoluciones. Tienen cursos inesperados”, propone.
Una figura compleja en el punto más álgido de la historia del Perú, que en 2021 llega al bicentenario. “Hay un Túpac Amaru para todos: uno radical, más reformista, más regionalista, más revolucionario”, declara Walker.


sábado, 5 de septiembre de 2020

SALUD

Consejos

Contraer infecciones respiratorias en pleno invierno es común. Sin embargo, genera especial preocupación por la posibilidad de contraer enfermedades respiratorias, más aún en tiempos de Covid-19.

Por esta razón, sepa cómo prevenir este tipo de afecciones.

1.- Lavarse las manos: Se recomienda lavarse con agua y jabón durante 20 segundos. Es la forma más sencilla y económica de eliminar virus y bacterias.

2.- Alimentación adecuada: Consumir frutas ricas en vitamina C, verduras verdes, ajo, cebolla, entre otros alimentos, ayuda a reforzar el sistema inmunológico.

3.-Vacunación: Vacunas contra la influencia y el neumococo, sobre todo en adultos mayores y niños, previenen las enfermedades estacionales y sus complicaciones.

4.- No tocarse la cara: El virus o las bacterias pueden ingresar por la nariz, boca y los ojos. Es indispensable seguir esta recomendación en el exterior.

5.- Mantener ventilada la casa: El riesgo de propagación es mayor en lugares hacinados y cerrados. Se conseja dejar las ventanas abiertas en las mañanas.

6.- Hacer actividad física: Realizar ejercicios aumenta la energía y reduce el estrés de las personas, que es doblemente importante para prevenir enfermedades.

7.- No compartir cubiertos ni vasos: Esta recomendación busca evitar un posible contagio intrafamiliar. Lo mismo sucede con los elementos de aseo.

8.- Cubrirse la boca al toser y/o estornudar: Debes ser responsable con tu salud y proteger a otros de un posible contagio.

Interés sobre Rumanía

Ambos, Rusia y George Soros, son figuras que a menudo son mencionadas en el contexto de las elecciones rumanas, pero con intereses y percepc...